El secreto está en la autonomía
Las empresas pueden aumentar sus beneficios hasta un 30% si incorporan en su liderazgo el empoderamiento para lograr el compromiso. Estas empresas tienen una vida más larga y saben adaptarse a los cambios (IESE)
La falta de empoderamiento es un serio problema en la mayoría de los equipos, ya sea por el estilo de liderazgo empleado o por la falta de autonomía de los propios miembros del equipo. A menudo el hambre y las ganas de comer se retroalimentan en un bucle en el que ni el líder coge su responsabilidad como líder otorgando autonomía a su equipo, ni el equipo coge su responsabilidad como equipo fomentando su propia autonomía.
La autonomía es la capacidad de autogestionarse de manera que permita rendir al máximo asumiendo la propia responsabilidad.
En un equipo de alto rendimiento la autonomía no sólo significa libertad para la toma de decisiones, sino que a su vez conlleva también la toma de responsabilidad hacia el logro de resultados, sean estos excelentes o mejorables. Sin la asunción de responsabilidad será muy difícil aumentar el nivel de autonomía en el equipo.
¿Qué se puede hacer para fomentar la autonomía en el equipo?
1-. Ante todo, contrata la actitud: Si tienes ocasión de incorporar a alguien a tu equipo, asegúrate que la actitud es la correcta. Mientras que muchos de los conocimientos se pueden transmitir y enseñar, tratar de cambiar la actitud de alguien es a menudo muy costoso, tanto a nivel mental y energético, como a nivel de bienestar y motivación en el equipo. Si te has encontrado con alguien con actitud negativa en el equipo, ya sabes de lo que te hablo. Así pues, contrata autonomía!
2-. El foco en la búsqueda de soluciones, no en el problema: Para fomentar autonomía es necesario que el equipo se acostumbre a buscar posibles soluciones en vez de simplemente reportar el problema. Cada vez que te reporten un problema, pregúntales qué posibles soluciones se les ocurren. Verás como pronto dejan de venir con el problema y, o bien toman la decisión de cómo resolverlo, o bien te consultarán si la solución que tienen en mente es la más adecuada en situaciones excepcionales.
3-. Habrá errores, asúmelo: Si el equipo no está acostumbrado a ser autónomo, en la transición hacia la autonomía habrá errores. ¡Relax! Forma parte del proceso. Si infundes miedo al equipo por los errores en vez de tratarlos como proceso de aprendizaje tu equipo nunca será autónomo. El miedo mata la iniciativa y sin iniciativa no hay autonomía. Si este tema te preocupa puedes marcar unas directrices, que irás flexibilizando gradualmente en función de la experiencia del equipo, sobre lo que si pueden decidir y lo que prefieres que te consulten en función de la criticidad. Pero recuerda, el objetivo es tener equipos plenamente autónomos.
4-. Cuestiónate “¿Qué me impide permitir que el equipo sea autónomo?”: A menudo el líder es el mayor obstáculo que no permite que su equipo sea plenamente autónomo con responsabilidad. Un ejercicio de auto-reflexión honesto es necesario para ver si eres el primer impedimento. Algunos líderes necesitan que los necesiten, otros tienen miedo de perder el control y caen en el micro-management, otros no han generado contextos de confianza en el equipo, otros se sienten inseguros en su rol de líder y no comparten por miedo… ¿Cuál es tu mayor impedimento? Porque el equipo será tan fuerte como el eslabón más débil del equipo, ¿y qué ocurre si el eslabón débil es el propio líder? Si este es tu caso, te animo a que busques medidas para poner remedio, ya que el liderazgo vivido de esta forma es altamente estresante para ti y para tu equipo. Te recomiendo un proceso de coaching con alguien que te inspire confianza. Pronto verás que el nivel de estrés baja, y el nivel de autonomía del equipo sube.
5-. Analiza los perfiles de tu equipo: Si bien hay personas que se sienten muy cómodas con la autonomía, y si no la tienen se frustran, hay personas a las que la autonomía les da miedo. Saber qué perfiles tienes en el equipo te ayudará a preparar el mejor enfoque para cada perfil. Recuerda que el mejor líder no es el que tiene tan solo un estilo de liderazgo, sino el que sabe adaptarse en función de los perfiles y contextos en los que se encuentra el equipo. Por lo tanto, el café para todos no funciona, habrá que personalizar el enfoque en función de cada perfil.
6-. Visibilidad y herramientas: Es difícil que un equipo pueda ser autónomo si no cuenta con las herramientas y recursos necesarios. Asegúrate que tienen todo lo que precisan para poder hacer su trabajo autónomamente. Y ojo, no te olvides de compartir información con el equipo. La falta de información impide que el equipo pueda ser autónomo, por lo tanto, asegúrate de dar la visibilidad necesaria no solo de los objetivos a alcanzar sino también de la visión global.
7-. Un propósito, un sentido: No hay nada más frustrante que no encontrarle sentido a lo que hacemos. Si queremos personas comprometidas y con iniciativa que trabajen con un nivel alto de autonomía y plena responsabilidad, hay que dotar de sentido a lo que hacen con un propósito común. A mayor claridad en el propósito común, mayor implicación. A mayor implicación, mayor autonomía.
Así pues, si quieres un equipo de alto rendimiento bien empoderado empieza por analizar con una mirada sincera su nivel de autonomía y en qué grado como líder permites dicha autonomía.
Entrenar a tus equipos y líderes a fomentar la autonomía será una de las acciones que mayores resultados te dará.
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Foto: www.pexels.com
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